"Belaun, baleako laborarien laguntzeko tresna izan dadin nahi dugu" Jean-Marie Oçafrain

Duela hiru urte sortua, Aldudeko Belaun kooperatibak bere abiadura atzematen ari da. Euskal xerriak leku nagusia du bainan bildots aktibitatearen garatzeko nahian dira zazpi kideak, laborari gehiago juntatuz tresnari. Oinarrian transformaziorako sorturiko kooperatiba bat da, Aldude bailarako sei laborari eta Amaiurgo batekin. Aldiz orain bailarako beste hainbat uztaritze eremutara ere hedatu da.  Jean-Marie Oçafrain, Bankako laboraria eta Belauneko presidentea, elgarrizketan nabarmendu du kooperatibak hastapenetik xede duela bailarako laborarien interesen aldeko tresna izatea. "Helburua dugu Belaun biziaraztea eta laborariek merkatuan baino gehixago ukaitea. Berriki bildu gira 30 laborariekin eta 23 prest agertu dira sartzeko Belaunen. Balea huntan martxan den tresna batean parte hartu nahi baitute ere. Belaunek lotura soziala sortzen du hemen ibiltzen diren laborarien artean."

LABORARI
Bildots sasoin betean gira eta aurten ere baleako laborarieri erosiko dizkiezue bildotsak. Zergatik lan hortan hasi zirezte?
Lehenik merkatua baginuelakotz eta koperatibako kideen bildotsak ez ginituelakotz aski merkatu horren asetzeko. Bigarrena arrazoina da Belaun sortzean berean, helburu bezala hartu dugula baleako laborarien laguntzeko tresna izaitea gure koperatifa. Jaz 1300 bat bildots erosi ditu Belaunek, kideenak eta baleako 30 bat etxaldeetakoak. Urte pixka bat berezia izan da helgoalderat buruz bildotsak bizirik igortzeko komanda bat ukan baitugu. Bestela, bildotsak osorik karkasan edo guhaurek mozturik igortzen ditugu Parise eta Frantziako kliente batzuri, ostatugintzan eta harakintegietan gehien bat.

Laborariendako interesanta da?
Laborarieri prezio berdina proposatzen diegu urte guzian. Karkasan pagatzen dugu bildotsa, erran nahi baitu bildotsa hobea eta laborariak prezio goragoa duela.%56tik gora bada errendamendua, 6,54€/kg pagatzen dugu bildots buru beltzendako (bizirik balitz, 3,60€-3,70€/kg inguru laike), doi bat apalago buru gorriendako. Merkatua gu baino biziki gorago delarik, jazko Eguberriz bezala, indar bat egiten dugu. Kalitate oneko bildotsak nahi ditugu, « cahier des charges » edo araudiak finkatuak ditugu.

Laborariak koperatibarat hurbildu nahi dituzue...
Urtarriletik goiti aiseago atxemaiten ditugu bildotsak, merkatua apalago baita. Laborarieri segurtamenaren emaiteko eta gure merkatuen segurtatzeko, gogoetan ari gira laborariak nola bildu koperatifa barnean. Heiek lehentasuna eman dezaten koperatifari eta gu segurrak izan gaiten heiendako. Helburua dugu Belaun biziaraztea eta laborariek merkatuan baino gehixago ukaitea. Berriki bildu gira 30 laborariekin eta 23 prest agertu dira sartzeko Belaunen. Balea huntan martxan den tresna batean parte hartu nahi baitute ere. Belaunek lotura soziala sortzen du hemen ibiltzen diren laborarien artean. Baikor da.

Zerri, ahatxe, bildots, baleako harakintegia bilakatzen ahal zintaizkete?
Ez dakit hortarat helduko giren. Izaiten ahal laike. Halare Aldudeko balean, ainitzek kabalakbadituzte eta beraz etxeko haragia ere. Bainan egia da lekuko jendea gero ta gehiago heldu zaukula saltegirat, Baigorri aldekoak bainan ere kostaldekoak, hauek gehiago haragi freskoa bilatzen dutela.

El número 15 de la revista Soberanía Alimentaria se dedica a analizar con mirada crítica y voces del campo, el cooperativismo agrario. 
Como dice la editorial,  empezamos a pensar este número con la idea de aportar al debate del cooperativismo en el mundo rural y nos hemos encontrado que en la  palabra ‘cooperativa’  confluyen las corrientes de pensamiento más alejadas, esas que pensábamos que jamás veríamos juntas. Esto se traduce en algunas prácticas diversas y dispares que encontramos en ese lugar: visión empresarial buscando el máximo beneficio, gestión colectiva horizontal, mercado de exportación, revalorización de lo local y articulación territorial, burocracia, alegalidad… blancos, negros y toda la gama de grises.
Y no es que hayamos encontrado un lugar donde, como las fiestas de un idílico pueblo, poder reconocernos, entendernos y ser felices.
La palabra cooperativa y toda su carga original de principios y teorías, se ha dejado arrastrar como tantas otras cosas, por los valores de la acumulación, la búsqueda de beneficios sin más y desde luego, cargando con un pensamiento patriarcal. En ese trayecto ha dejado una estela de posibilidades y todas se siguen llamando cooperativas ¡No nos engañemos, aunque tengan el mismo nombre no hablamos de un mismo lugar!
Entonces ¿qué es en realidad una cooperativa? ¿Puede ser una herramienta para construir soberanía alimentaria como pensábamos al empezar a elaborar este número? La clave no es así de sencilla, porque quizá las preguntas son otras ¿qué queremos que sea eso de “cooperativa”?
Recompongámoslas desde hoy, desde el saber hacer las cosas mal y saber que no nos gustan y por qué. No se trata de volver donde lo dejamos, de volver al momento de la redacción de las teorías y volver a aplicarlas de otra manera. Tenemos memoria, algo de gran valor, y saber usarla debe ser nuestra principal habilidad.
Por eso, pensamos que más que usar las cooperativas para construir soberanía alimentaria, deberíamos usar la soberanía alimentaria – y los movimientos sociales rupturistas en general- para recomponer y reinventar la idea de cooperativa
Y para contribuir a este fin, en este número de la revista queremos, en primer lugar, repasar la memoria para tenerla presente, escuchar las voces campesinas que forman parte de cooperativas y aportar las reflexiones de la economía feminista, que amplía horizontes y nos proporciona nuevas piezas de transformación radical. Y también nos acercamos a experiencias que, convencidas, se identifican con la palabra cooperativa y se mueven al compás de otras melodías, las que reconocemos como cercanas a la economía solidaria, a un buen vivir, al mundo que soñamos.

Podeis acceder a los contenidos en el siguiente enlace: 

Un menú con alimentos kilométricos para Navidad

Esther Vivas
Llega la Navidad y también las comidas familiares, con amigos… La Navidad es una fiesta eminentemente gastronómica. Junto a los clásicos de estas fechas, como los canalones, la escudella, los polvorones y los turrones, encontramos, cada vez más, platos como los langostinos, la ensalada de piña, el foie gras, entre otros. Pero, ¿de dónde vienen estos alimentos? ¿Cuántos kilómetros han recorrido antes de llegar a nuestro plato? ¿Cómo han sido elaborados?
Un informe de Amigos de la Tierra señala que la media de kilómetros que hace un alimento del campo a la mesa es de más de cinco mil, con el consiguiente impacto medioambiental. Si contamos que algunos de estos productos vienen de cerca, significa que otros llegan de muy lejos. Pero lo más paradójico es que una parte importante de los mismos los podemos encontrar producidos, también, a nivel local. ¿Por qué, entonces, los consumimos de lugares tan remotos? Los salarios bajos, la persecución sindical, la legislación medioambiental flexible en numerosos países del sur que da beneficios importantes a las empresas del sector son la respuesta. Que este modelo genere gases de efecto invernadero, explotación laboral y alimentos de baja calidad, parece que no importa.
Si analizamos el menú de Navidad, nos damos cuenta de que un buen número de los productos que consumimos han viajado miles kilómetros antes de llegar a la mesa. Los langostinos, habituales en esta época del año, son un buen ejemplo. La mayoría provienen del trópico latinoamericano o asiático. Además del largo viaje hasta nuestras mesas, su producción tiene un impacto muy negativo socialmente (sueldos de miseria y uso sistemático de químicos y antibióticos para conservarlos) y medioambiental (destrucción de fondos marinos por la pesca de arrastre y de manglares talados para construir piscifactorías). El Estado español es el principal importador de langostinos de la Unión Europea.
La piña se ha convertido, en los últimos tiempos, en otro de los clásicos de las fiestas, pero tres cuartas partes de las que se comercializan en Europa provienen de Costa Rica. Unas cuantas plantaciones y multinacionales monopolizan la producción e imponen unas condiciones laborales extremadamente precarias. Un informe de Consumers International indica que sus trabajadores tienen considerables problemas de salud debido a la utilización masiva de agroquímicos y la organización de la plantilla es prácticamente inexistente debido a la política antisindical de las empresas.
Incluso un alimento tan típico como es la uva de fin de año viene, mayoritariamente, de Chile. Si antes había variedades locales con una maduración tardía, como la uva de Navidad, hoy la mayor parte de la que consumimos en estas fechas llega de la otra punta del planeta. O si por Navidad comemos melón con jamón, ya no lo hacemos de la variedad del melón de Navidad, sino que acabamos comprando productos que han sido conservados durante meses en cámaras frigoríficas, donde han perdido muchas propiedades, o que vienen de lugares tan lejanos como América del Sur.
El pollo asado, relleno o el capón son otros platos típicos. El consumo de carne, nos dicen, resulta imprescindible en estas fiestas. Ya lo cuenta una canción catalana: “Ara ve Nadal, matarem el gall i a la tia Pepa li donarem un tall” (Ahora viene Navidad, mataremos el gallo y a la tía Pepa le daremos un pedazo). Mi abuelo así lo hacía cada 25 de diciembre, pero en lugar del gallo mataba una gallina de su gallinero. Hoy, sin embargo, consumimos animales engordados con piensos transgénicos con miles de kilómetros a sus espaldas, a los que inyectan preventivamente altas dosis de fármacos y los crían en granjas de producción intensiva, esparcidas por todo el mundo, donde los tratan como “cosas” y vulneran sus derechos. Y no hablemos del foie gras, servido en los entrantes de Navidad, ni de cómo se elabora.
Los alimentos kilométricos se han convertido en parte de nuestra alimentación cotidiana. Comida cargado de injusticia con las personas, los animales y el medio ambiente. La alternativa radica en el consumo local, ecológico, sin explotación animal, campesino, de proximidad, a pequeña escala. Apostemos por un consumo crítico tanto en Navidad como los 365 días del año.

La Vía Campesina contra OMC

Comunicado de Prensa La Vía Campesina

(Bali, 28 de Noviembre 2013) El movimiento internacional de organizaciones campesinas, La Vía Campesina, con más de 200 millones de miembros en 70 países, organizará movilizaciones  del 1 a 6 Diciembre  en la novena junta Ministerial de la Organización Mundial de Comercio que se lleva a cabo en Bali, Indonesia. La Vía Campesina movilizará una gran delegación de campesinos, representantes de diversos países, para demostrar su oposición a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La OMC, la institución emblemática del libre comercio y la globalización corporativa ha presionado constantemente por leyes favorables al libre comercio a través  de las resoluciones de Doha en el 2001. Después de varios colapsos y obstáculos en las negociaciones, la OMC ha encontrado la manera de renovarse a  sí misma y profundizar la agenda de libre comercio de manera que ha llegado a expandirse incluso en áreas que el acuerdo previo no contemplaba. A través del paquete de Bali, la OMC revive las negociaciones haciendo promesas vacías de desarrollo para los países menos adelantados, lo que resulta en un acuerdo terrible para países en vías del desarrollo, y a cambio de tomar un  acuerdo jurídicamente vinculante sobre la facilitación del Comercio. La Vía Campesina denuncia dichas acciones que buscan revivir una organización severamente cuestionada y poco legítima. Y  pide poner fin a la  OMC y el régimen del Libre Comercio.
Para La Vía Campesina, 18 años de OMC son suficientes. Pequeños  agricultores han sufrido durante largo tiempo los dictámenes de dicho organismo. El Acuerdo en Agricultura de la OMC, por ejemplo, ha permitido billones de dólares en subsidios para agro-industrias, lo que ha ocasionado que campesinos pierdan sus tierras y forma de sustento.
Este enfoque orientado al mercado para la agricultura es una grave amenaza para la soberanía alimentaria, la salud pública y los medios de vida. Los países en desarrollo han estado exigiendo el derecho a mantener a sus pequeños agricultores, en interés de la seguridad alimentaria y de existencias públicas, pero los países desarrollados no lo permitirá.
Esta perspectiva que da prioridad al comercio en la práctica agrícola es una seria amenaza a la soberanía alimentaria, salud pública y autonomía económica. Los países en vías de desarrollo han demandado su derecho a sustentar a pequeños productores a manera de garantizar la seguridad alimenticia y el buen estado de bienes públicos, sin embargo los países desarrollados no lo han permitido.
En cambio, los países desarrollados ofrecen una incoherente ‘’clausula de paz’’ en el paquete de Bali, una medida temporal para países en desarrollo como India, Indonesia y otros, que proveen apoyo pero bajo condiciones extremadamente restrictivas.        

La Vía campesina no solo hace un llamado para rechazar el paquete de Bali, sino también a la OMC y  al régimen del Libre Comercio. Si se continúa en este camino, hacia la apertura del libre comercio, es solo previsible un futuro sombrío. En cambio, La Vía Campesina  cree que es ahora el momento oportuno para la Justicia Económica, una economía basada en igualdad y que restituya el eqilibrio entre humanidad y naturaleza. Es tiempo de una economía que en su  corazón guarde los principios de soberanía alimentaria.
La Vía Campesina no se encuentra sola en el llamado a terminar con la OMC. Juntos con Gerak Lawan (Movimiento Popular de Indonesia en contra del Neocolonialismo e Imperialismo) y Los Movimientos Alternativos de Asia (SMAA), una nueva coordinación de movimientos sociales de Asia, de entre los cuales se incluyen el Foro de Migrantes en Asia, Jubileo Sur-APMDD, Marcha Mundial de Mujeres, Confederación Coreana de Uniones de Comercio, Alianza de Labor Progresivo, Enfoque en el Sur Global, movimientos de agua, movimientos de justicia climática y muchos otros, más de 100 organizaciones y movimientos de alrededor del mundo, han firmado el llamamiento por el fin de la OMC.  
Estos movimientos también están organizando  la semana de acción para la ‘’Eliminación de la OMC’’, no solamente para demostrar el crecimiento del movimiento en contra del régimen neoliberal, sino también para resaltar propuestas alternativas  de diferentes movimientos sociales y comunidades. La semana de acción para la ‘’Eliminación de la OMC’’ ha comenzado con la partida de la Caravana del Movimiento Juvenil por los Alimentos  desde Jakarta  el pasado 25 de Noviembre. La caravana visitará 7 ciudades en Java y arribará a Bali el Primero de Diciembre. La semana de Acción comienza el 1 de Diciembre con la  Asamblea de Movimientos Sociales y bienvenida a la caravana.
 Posteriormente  se dará paso a la asamblea por Justicia Económica el 2 de Diciembre, evento que busca desafiar la idea popular de que no existe una alternativa al neo-liberalismo, se resaltarán alternativas concretas en justicia económica a través de presentaciones sobre alimentos, comercio, migración, clima y otros. Una masiva  y colorida movilización a favor de justicia económica tomara lugar el 3 de diciembre cerca al parque Renon en Denpasar, Bali,  reuniendo así más de 2000 activistas de alrededor del mundo. Un Tribunal de Pueblos tendrá lugar el 4 de Diciembre, con eminentes jueces y abogados quienes llevarán a cabo una investigación sobre los crímenes en contra de la humanidad y el planeta cometidos por el Régimen de Libre Comercio. Diciembre 5 y 6 serán días designados a Asambleas de mujeres, a la par, varias organizaciones realizarán más de 15 diferentes actividades, asambleas, mesas redondas y paneles en diferentes temas.
La Vía Campesina, los miembros de SMAA y Gerak Lawan tendrán varias conferencias de prensa  dentro del programa oficial Ministerial de la OMC, como también presentaciones para la semana de la eliminación de la OMC en las inmediaciones del recinto.

Trabajadores de Bangladesh Incendian Fábrica Textil

Un enorme incendio ha destruido este viernes una fábrica de ropa en Bangladesh que abastece a marcas como Zara, según han informado las autoridades. El fuego ha sido provocado por trabajadores furiosos ante la muerte de un empleado por disparos de la Policía.
El textil es un sector vital en el país asiático, cuyos bajos salarios y acceso libre por parte de los mercados occidentales han ayudado a convertirlo en el segundo principal exportador de ropa después de China.
Pero una serie de accidentes mortales, como el derrumbe ocurrido en abril de un edificio que mató a más de 1.100 personas, ha desencadenado preocupaciones en torno a la seguridad en un sector que mueve 22.000 millones de dólares.

En el incendio de este viernes, que ha destruido un edificio de 10 plantas en Gazipur, a 40 kilómetros de la capital, Dacca, no ha habido muertos.

Un fotógrafo de Reuters en el lugar ha relatado que la ropa quemada estaba desparramada por el suelo con nombres de marcas como las de las cadenas estadounidenses American Eagle Outfitters, Gap o Wal-Mart Stores. También había ropa de otros marcas como Marks and Spencer, Sears Canada o Fast Retailing Uniqlo.

Unos 18.000 empleados trabajaban en la fábrica, ha indicado a Reuters su dueño, Mosharraf Hossain. Sin embargo, la mayoría había abandonado el complejo poco antes de que comenzase el fuego.

La última serie de incidentes en Bangladesh ha puesto al Gobierno, el sector textil y a las marcas mundiales bajo presión para reformar su industria, que da trabajo a cuatro millones de personas.

LA EFICACIA DEL MUÉRDAGO EN CASOS DE CÁNCER