JATEKO KONSUMO TALDEA. Initziatiba Berria Gure Eskualden

JatEko presentó recientemente su proyecto con dos charlas informativas en Billabona y Tolosa respectivamente. Desde estas lineas les deseamos todo el exito en el camino emprendido.
Beraiekin harremanetan jartzeko: agrojateko@gmail.com


Andoaingo bi gazte gara eta hemen aurkeztuko duguna, guretzako bizi proiektu bat dena da.


Urte asko daramatzakigu nekazaritzakin kontaktuan, bai prestakuntzan, bai ekimenean, eta horrekin jarraitzeko asmoarekin, agroekologia eredu bezala hartuta, JATEKO proiektua sortu dugu.

- Garaian garaiko produktu fresko, osasungarri eta ekologikoak lantzea.

- Hondakin kimikorik gabeko elikagaiak ekoiztea.

- Nekazaritzako teknika batzuen kutsadura saihestea.

- Lurraren emankortasuna mantentzea eta hobetzea.

- Kontsumitzailearen eta nekazariaren arteko harremana zuzena izanik, taldearen nahiak, akordioz aurrera eramatea.

- Bitartekaririk gabeko salmenta zuzena bideratzea.

Mundu honetan sartzen garenean, oztopo ugari topatzen ditugu sektorearen egoera dela eta, izan ere politikak industria handiaren aldeko apustua egiten du, eta txikiak desagertzeko bidean daude.

Espekulazio handia dago lurrarekin, nekazal lurra ez dago defendatzerik legerik ez dagoelako, autobideak, etxeak, pinu landaketak eta bestelako makroproiektuak egiten dira nekazarien zoroetan, eta gelditzen diren lur gutxi horiek, herrietatik gero eta hurrunago daude eta inbertsio handiak egin behar dira lur zati bat eskuratzeko.

Nekazaritzako eredurik hedatuena industriala da, hori baita erakundeek garatutako nekazaritza-politikek bultzatu dutena. Geroago esportatuko diren lehengai merkeak eraldatzean datza eredu industriala, baina bistan denez, huts egin du. Alde batetik, ateratzen den etekin gehiena bitartekarientzat da eta nekazarien irabaziak minimoak dira; bestalde, azkeneko urteotan nekazaritza-ustiapenen kopuruak behera egin du nabarmen. Gainera azalera handiek produkzio eredua markatzen dute, hazi transgeniko eta produktu okerragoekin lan egiten, hau da, produktu kimikoekin tratatutako barazkiak, edo eta asteak edo hilabeteak kamaretan egondako generoa, eta zeresanik ez, zenbat metal pisudun geratzen zaizkien fruta edo barazki horiei…

Hau dena aurrera ateratzeko, merkataratzean, produktu hauek askoz ere merkeagoak izaten dira, kontsumitzailea engainatzen dute sistema kapitalistaren hobebeharrez.

Horren guztiaren ondorioz, nekazaritzan ez dago erreleborik eta nekazari askoren etorkizuna kolokan jarri da, eta hori da gure helburuetariko bat, baserria bizirik mantentzea.

Aipatu ditugun arazo guzti horiei aurre egiteko, eredu garbi bategatik apostua egin dugu, agroekologia eta konsumo taldeak.

Apostu horri aurre egiteko produktu ekologikoak, tokikoak, sasoikoak eta zuzeneko salmenta egitea nahi ta nahiezkoa da. Baina askoz harago goaz bai alderdi politikoan bai gizartean aldaketak dakartzalako, hala nola, gizarte- eta ingurumen-irizpideak errespetatzea eta kontzientzia politiko taldea izatea.

Elikagai-subiranotasuna lortu nahi da.

Gure helburua ez da bakarrik elikagai osasuntsuak ekoiztea, hortaz aparte konsumo talde honekin kulturalki, ekonomikoki, sozialki eta politikoki beste dimensio bat ematea da.

Konsumo taldeak ez dugu bakarrik elikadura JATEKO era osasuntsu bat bezala ulertzen, dimensio sozial bat daukala ere uste dugu eta horretarako ekoizteko eredu agroekologikoa aukeratu dugu eredu kapitalistaren aurka.




“Nuestro objetivo es la autosuficiencia de los elementos industriales y herramientas que generalmente adquirimos a empresas capitalistas internacionales"

Entrevista al eco-sociólogo Didac S.-Costa (I) realizada por Salvador López Arnal para Rebelión

Didac S.-Costa es un eco-sociólogo que ha estado durante siete años en América Latina desarrollando tareas e investigación en el ámbito de la economía alternativa, comunidades, ecociudades y movimientos sociales, como miembro del comité de organización de los campamentos de juventud del Forum Social Mundial a Porto Alegre y Belem. Didac S-Costa es uno de los creadores de la EcoXarxes Montseny i Ecoseny y es también impulsor de la CIC (Cooperativa Integral Catalana) y de Ecolònia.
¿Qué es la Ecolònia?

La Ecolònia Postcapitalista y PostIndustrial es un proyecto de colectivización industrial, una propuesta de eco-polígono cooperativo y sostenible que estamos comenzando a organizar en una antigua colonia industrial abandonada desde hace 10 años en las orillas de un río en Catalunya. Comenzó en el siglo XII siendo un molino de harina ya, y fue muy activo y poblado desde principios del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

Como muchas otras colonias en Catalunya, constituía un modelo de vida y trabajo en el que se unían tres aspectos centrales: generación de energía con el río, trabajo industrial (normalmente textil) y vivienda de los trabajadores. En sus buenos tiempos había más habitantes en la colonia que en los pueblos de los alrededores. Y, como en la mayoría de las colonias industriales, había duras condiciones de trabajo y explotación laboral. Alejados de los sindicatos y las revueltas de trabajadores de las ciudades, muchas veces con formas de pago internas (vales por el trabajo que luego podían ser consumidos en tiendas del mismo propietario en la colonia), e invariablemente con una pequeña iglesia, que además de las funciones de culto, cumplía una estratégica función de adoctrinamiento y sumisión de los trabajadores a las órdenes del patrón. Igual función cumplía la escuela para los hijos de los trabajadores.

Este espacio, que cuenta con 35 viviendas (de 40 m2 y cuatro habitaciones cada una), 12.000 m2 de naves industriales, una pequeña escuela, comedor comunitario, teatro e iglesia, está siendo comprado colectivamente por una de las cooperativas de vivienda asociadas a la Cooperativa Integral Catalana (CIC).

Queremos hacer allí un nuevo modelo de polígono industrial ecológico y cooperativo, con formas de propiedad y trabajo colectivizadas, que retomen las singulares experiencias de colectivización y control obrero llevadas a cabo en Catalunya durante la Revolución Española, excluyendo, felizmente, el difícil y trágico contexto de Guerra Civil y de enfrentamiento al fascismo internacional, adquiriendo mediante la compra colectiva y organizando desde un primer momento un espacio de producción en un régimen colectivista.
El alto coste de esta compra, 400.000 € más otros 200.000 en reformas, se resuelve mediante la capacidad de trabajo y compra conjunta que ofrece la Cooperativa Integral Catalana y las Eco Redes. 35 familias podrán adquirir uno de estos 35 pisos con una hipoteca de 100 € al mes hasta alcanzar los 25.000 € (o bien con una compra por avanzado de 15.000 €, que evita los intereses a la banca ética, a quien solicitaremos la hipoteca).

Una vez adquirido uno de estos pisos en un régimen de "propiedad cooperativa", ésta se podrá alquilar a otras personas cuando sus propietarios no estén, y en caso de abandonarlo podrá ser vendida por el mismo valor.
Por lo tanto, al entender que vivimos aún en un mundo muy distinto al que nos gustaría ver, y que es necesario construir caminos de transición para andar hacia él, planteamos aún regímenes de propiedad, pero matizando su uso en formas de propiedad cooperativa, a medio camino entre la propiedad privada y una completa colectivización de los espacios de residencia. Por tanto, admitimos en el marco colectivista de la propuesta la propiedad individual-cooperativa, pero no determinados usos de esa propiedad como la especulación o el abandono.

En cuanto a los espacios de producción, ¿también podrán ser adquiridos individualmente?

Los espacios de producción no podrán ser adquiridos como las viviendas, sino que tendrán un régimen de alquiler con precios sociales, con los precios más bajos que se pueda hallar en el mercado: 1 €/mes el m2. En los espacios de producción, cooperativas, empresas sociales, autónomos o artistas con proyectos colectivos o individuales, afines a la propuesta, podrán organizar actividades económicas autónomas, respetando unos mínimos acuerdos comunes. Por otro lado, la CIC organizará algunas de las producciones que se podrían llevar a cabo. Pensamos en industrias de aquellos elementos ecológicos cuya fabricación están en la línea de lo que esperamos ver y vivir en un mundo más sostenible y decrecentista, elementos que ayuden a eco aldeas y propuestas similares a disponer de lo necesario, por ejemplo calentadores solares de agua, molinos de viento, bicicletas eléctricas, software y hardware libre, etc.

A diferencia de otras propuestas de eco aldeas o comunidades, nuestro objetivo no es tanto lograr la autosuficiencia alimentaria del espacio, sino la autosuficiencia como colectivos, y a nivel nacional, de los elementos industriales y herramientas que generalmente adquirimos a empresas capitalistas internacionales, desde las palas y los arados, hasta los ordenadores y herramientas básicas.

¿Qué significa el concepto de “cooperativa integral”?

La cooperativa integral es una propuesta que cuenta con tan sólo un año de vida pero de la que forman parte ya 350 socios y un millar de amigos y participantes de la web social con la que organizamos nuestros debates y proyectos (http://cooperativa.ecoxarxes.cat).

El concepto “integral” hace referencia a que no se trata de una cooperativa únicamente de trabajo o únicamente de consumo, sino que une ambas cosas y muchas otras como la educación, mecanismos de renta básica cooperativa, ecotiendas, centrales de compras, participación comercial en festivales y encuentros, estructura legal para ayudar a las eco redes y otras iniciativas semejantes en Catalunya, eventos culturales, espacios de formación, etc.

El objetivo a largo plazo es lograr construir mecanismos socioeconómicos y laborales que nos permitan prescindir lo más posible de las estructuras industrial-capitalistas, que como tantos otros colectivos entendemos que son social y ecológicamente destructivas. Tras décadas de luchas y reclamaciones desde los movimientos sociales y las izquierdas para que los estados, las empresas y las instituciones internacionales llevaran a cabo cambios que las hicieran más humanas y sostenibles con un pobre resultado, nosotros y muchos otros colectivos que construyen alternativas en todo el mundo, hemos pasado de la protesta a la construcción de alternativas y a la desobediencia civil pacífica ante leyes como el monopolio estatal de la educación infantil, por ejemplo, que merecen ser desobedecidas.

Estábamos, creo, en el tema de la estructura patológica de los sistemas de distribución…

También la estructura patológica de los sistemas de distribución agroalimentaria global, que aumenta sus beneficios a la par que aumenta el hambre en el planeta, la destrucción ambiental y social entre campesinos y pequeños comerciantes del mundo entero; el creciente e inmenso poder de las grandes corporaciones, que están muy por encima de nuestros gobernantes elegidos democráticamente; y la connivencia entre estas estructuras social y ecológicamente destructivas con el poder establecido, nos llevan a la necesidad ética y ciudadana de desobedecer, imaginar, crear y trabajar en la construcción de estos otros mundos posibles sin solicitar permiso a nadie.

El elemento principal para el dominio del actual sistema hegemónico se ha basado en la división y atomización de familias e individuos, que desde la escuela son educados para obedecer a un maestro, que luego será el patrón, el cura o el telediario, y para desconfiar y ser incapaces de organizarnos en forma horizontal. A pesar de este grave déficit de relación interpersonal de nuestros sistemas de socialización primaria, Internet y las nuevas tecnologías abiertas, horizontales y en red permiten generar propuestas como la CIC o las EcoXarxes (EcoRedes): sistemas bioregionales de economía de intercambio y apoyo mutuo, con monedas locales. El mayor logro de estas iniciativas es haber conseguido dar con una ecuación que permite poner en común y multiplicar los talentos y esfuerzos de centenares de individuos y colectivos, sin que pierdan su autonomía al integrarse en estas redes de trabajo.

Los socios de la Cooperativa Integral pagan una cuota mensual de 6 euros por la que reciben 6 ecocoops, la moneda social de la cooperativa. La CIC participa junto a las otras 8 eco redes catalanas y 300 redes de intercambio en el mundo, en el CES (Community Exchange Systems, sistemas comunitarios de intercambio), una herramienta virtual que permite contabilizar, organizar y mantener intercambios entre las distintas economías y monedas bioregionales.

¿Qué personas forman parte del proyecto?

Actualmente el proyecto de la colonia está formado por unas 85 personas interesadas y apuntadas en la web social, unas 60 interesadas en residir y trabajar, y entre 10 y 20 que hasta ahora focalizan y organizan los trabajos previos para iniciar el proyecto. En pocas semanas llevaremos a cabo un gran encuentro en el que se concretará los compromisos y las aportaciones económicas definitivas del centenar de personas que hasta ahora han mostrado interés.

En un sentido más amplio, la colonia es un proyecto de la CIC, y por tanto su concepción de colectivización no se refiere únicamente hacia adentro, sino también hacia fuera, hacia todo el colectivo de los 350 socios actuales de la CIC, el millar de personas amigas que frecuentan nuestros espacios y herramientas, las ecoredes, y los nuevos socios, usuarios y proyectos.

En cuanto al perfil de las personas que integran el proyecto, hay una gran diversidad de edades, oficios, aficiones, inquietudes y talentos; nos une tan sólo la voluntad de crear alternativas al modelo económico actual, más igualitarias, cooperativas, ecológicas, autogestionadas y alegres!

¿Estáis abiertos a nuevas incorporaciones? ¿Qué condiciones deben tener las personas que deseen incorporarse?

Sí que lo estamos; el proyecto es por definición abierto a todo el mundo, sin importar nacionalidades, adscripciones ideológicas, edades, géneros, oficios o talentos, más allá de los mínimos acuerdos comunes que se asientan básicamente en lo que son claros consensos en el campo de la economía social, el cooperativismo, el decrecimiento o la ecología profunda.

Los únicos límites serán los que ofrezca el espacio y las estructuras, pero son muy amplios, y contemplamos la posibilidad de convertir algunos de los espacios industriales en viviendas en el caso de que hubiera una gran demanda. En el caso de que esta demanda superara mucho las capacidades de las que se dispone en esta colonia, se estudiaría la compra de otra de las muchas antiguas colonias industriales abandonadas, que constituyen un patrimonio histórico y una opción de vivienda y trabajo, que se deteriora día a día.

Por último, nuestro objetivo principal es generar un modelo que pueda ser replicado autónomamente por otros colectivos, formen parte o no de la CIC, complementando el amplio abanico de posibles producciones para esos otros mundos posibles, para lo que estamos dispuestos a ofrecer cualquier ayuda en conocimientos y herramientas.

Las únicas condiciones que estamos estableciendo para quienes quieran participar es que comprendan, simpaticen y lleven a cabo formas de convivencia y de trabajo coherentes con el marco de la propuesta, dejando mucho espacio a la libertad e innovación personal y a los nuevos colectivos ya existentes y que quieran participar.

Se podrá participar de muchas formas, y estamos elaborando estos mínimos denominadores comunes o acuerdos básicos, que pasan por la aceptación de formas colectivas de trabajo y convivencia inter-cooperativas. Como por ejemplo que las herramientas que puede aportar cada individuo o cooperativa pueda servir a los demás en lugar de tener usos exclusivos, lo que además de más coherencia, aporta un elemento relevante de competitividad económica ya que no será necesario que cada cooperativa compre, por ejemplo, una impresora, sino que podemos entre todos disponer de unas pocas y mejores impresoras para el uso de todos los núcleos de producción y cooperativas. Tampoco se admitirán industrias o empresas que produzcan bienes o servicios, o que tengan en sus dinámicas internas de trabajo, métodos contrarios a los principios cooperativistas y ecológicos de la propuesta. Se permitirá la posibilidad de residencia y trabajo completamente autónomo del resto del proyecto, pero se dará prioridad a aquellos que vivan y trabajen allí, y a las cooperativas y productores que mejor se adapten a las necesidades de la Ecolonia, de la CIC y de los cambios sociales y ecológicos que esta promueve.

Creo que ya han adquirido unos terrenos cercanos a Barcelona. ¿Cómo los han conseguido?, ¿qué piensen hacer en ellos?

Además del inicio de la compra de este espacio, la CIC cuenta ya con otros espacios de producción y de vida común, que han sido adquiridos de distintas maneras.

Contamos, por ejemplo, con un obrador cooperativo cerca de Girona, un espacio de elaboración de alimentos ecológicos. En este caso se logró un alquiler muy reducido de una masía con los espacios apropiados para esta función, a cambio de la recuperación y mejora de la masía y la huerta; este obrador, formado por ocho personas que se han conocido y organizado a través de la CIC produce alimentos como tofu, seitán, etc., a partir de productos conseguidos mediante moneda social de un grupo de productores de un pueblo de Lleida, jóvenes de allí que han recibido tierras en herencia que han decidido colectivizar, así como sus herramientas y producciones, y que se han unido después a la CIC para llevar a cabo su distribución, al compartir los mismos ideales.

Otro ejemplo es un huerto urbano en la periferia de Barcelona cedido a otros compañeros que se organizaron también a través de la CIC para pedir el uso gratuito de un terreno baldío con una construcción parada por la crisis, hasta que se retome la construcción. En L'Hospitalet, zona metropolitana de Barcelona, un gran local que sirve de asambleas, almacén y centro de coordinación (junto al Infoespai del barrio barcelonés de Gracia) ha sido cedido gratuitamente en su uso por un propietario que durante décadas ha apostado por la economía solidaria y las monedas sociales, y que por tanto simpatiza con la propuesta y participa de este modo. Cerca de Sort, en los Pirineos de Lleida, una pareja ha organizado una eco tienda adscrita a la CIC en un local cedido gratuitamente; y en el Montseny un grupo de 15 personas comienza a construir una pequeña eco aldea en una masía con 8 Ha con un alquiler muy bajo por un propietario que asistió a una de nuestras conferencias y simpatizó con la propuesta.
Por lo tanto existen diversas formas de participación y de cesión de espacios para proyectos diversos. Nos adaptamos a las distintas realidades de cada tipo de propiedad; nos interesa mucho más el derecho de uso que la propiedad; nos favorece el hecho de que actualmente hay muchos propietarios con problemas económicos que les impiden mantener sus masías, inmuebles o tierras, y cuando es posible y necesario para poder disponer de la libertad requerida, como en el caso de la ecolonia, tratamos de conseguir la propiedad cooperativa mediante la compra colectiva y formas de propiedad conjunta. Esperamos poder contar más adelante con una red de viviendas compartidas que permita llevar a cabo un sistema parecido al de la multipropiedad, pero de tipo cooperativo y en viviendas ecológicas. Y más adelante algún modelo de banco popular cooperativo en euros y moneda social, siguiendo el ejemplo del Banco Palmas en Fortaleza, Brasil, o “comunidades auto financiadas” (CAF, www.comunidadescaf.org) para resolver la dependencia de crédito para iniciar muchos proyectos.

¿Cómo se financian? ¿Tienen alguna ayuda pública o privada?

Es difícil comprender a qué nos referimos con financiación, ya que tanto la CIC como la colonia participan en diferentes espacios de economía que responden a distintas necesidades.

Por un lado, al integrar el plano del cooperativismo de consumo, muchas de las actividades se destinan a la satisfacción de necesidades de los cooperativistas, con lo que el valor final no se puede medir con los euros disponibles en caja, sino con los servicios ofrecidos a los cooperativistas. Y esto es difícil de medir, y contempla muchas dimensiones. Por ejemplo, cuando se ofrece una vivienda por una hipoteca de 100 € a 20 años (o de 200€ en 8), habría que compararlo con las hipotecas de 600 a 1.000 € durante 30 o 40 años que se pagan en Cataluña. O el acceso mucho más accesible y seguro a producción ecológica.

Por otro lado, existe mucha actividad de intercambio interno dentro de la cooperativa integral y entre las eco redes, que en este aspecto, se entremezclan indistintamente, y que permiten la elaboración de muchos productos finales e intermedios, para uso y consumo interno, o bien para comercialización externa. También sería difícil de contabilizar, y combina euros y moneda social.

Por último, en cuanto al movimiento de euros, existe por un lado esta venta externa por parte de cooperativas, espacios, proyectos o productores autónomos o plenamente integrados en la CIC, que además de ofrecer productos más baratos y con moneda social al resto de la CIC, contribuyen económicamente con euros provenientes de sus actividades económicas, que a su vez se han visto facilitadas y potenciadas por la existencia de estas relaciones más amplias con las que pueden reforzar sus actividades empresarial-cooperativas.

Por ejemplo el obrador de Girona o los productores de Lleida saben que pueden vender más de lo que pueden producir en estas redes, que cuentan con unos 3.000 consumidores responsables, críticos y fieles. Pueden vender en eco tiendas y ferias, pudiendo establecer porcentajes euros/ecos variables en cada momento y circunstancia; disponer de un camión cooperativo -y un conductor-, para el transporte de mercancías e insumos, espacios gratuitos donde anunciar sus productos, una relación próxima, amiga y co-responsable entre consumidor y productor, etc.

Hasta el momento la principal forma de financiación (en euros) de la cooperativa ha consistido en las aportaciones en forma de cuotas mensuales de los 350 socios registrados como tales. Pero la idea, que ya se comienza a dar en algunos de estos proyectos autónomos adscritos a la CIC, es generar formas de auto empleo de tipo cooperativo, que logren mantener individuos y espacios productivos mediante euros, moneda social, productos, servicios, y residencias compartidas.

En cuanto a otras fuentes públicas o privadas…

No tenemos ningún tipo de financiación pública o privada, aparte de las de los propios socios cooperativistas, de aportaciones voluntarias, reducciones del alquiler o facilitación en la compra por parte de algunos propietarios que simpatizan con la propuesta. No esperamos contar ni solicitaremos ninguna ayuda o financiación vinculada con empresas capitalistas o la banca; somos muy reticentes pero no nos negamos tanto a ayudas que podría provenir de organismos públicos como centros de investigación, determinadas fundaciones, ayudas públicas a la agricultura y las tecnologías ecológicas, y solicitaremos en algún caso créditos hipotecas únicamente a la banca ética en entidades como Fiare o Triodos. Pero nos basamos ante todo en el crecimiento lento y gradual y la adquisición de nuevos espacios y posibilidades mediante los frutos del trabajo cooperativo, más que en la solicitud de grandes préstamos - exceptuando el caso de la colonia, donde esta era la única posibilidad.

Me gustaría preguntarte ahora por el miedo al fracaso. Seguimos en este punto. ¿Te parece?

Me parece.

Avanzando en un cooperativismo agroecológico

Esther Vivas

Frente a un modelo de consumo y producción agrícola capitalista que nos conduce a una crisis alimentaria, climática, y del campo sin precedentes, se anteponen otras prácticas desde abajo y a la izquierda en la producción agrícola, la distribución y el consumo. Se trata de experiencias que buscan establecer una relación directa entre el productor y el consumidor, a partir de unas relaciones solidarias, de confianza, cooperativas, locales, planteando alternativas viables al sistema actual.

El número de estas iniciativas, en todo el mundo, se ha multiplicado de forma exponencial en los últimos tiempos. En muchos países de América Latina, Europa, Asia, América del Norte... encontramos cada vez más iniciativas que ponen en contacto cooperativas de productores con grupos de consumidores, que organizan modelos alternativos de distribución de alimentos, que apuestan por “otro consumo”, que establecen relaciones directas y solidarias entre el campo y la ciudad o que reconvierten terrenos abandonados en las grandes urbes en huertas urbanas para el autoconsumo y/o la distribución local.

En los países del Sur, el hundimiento del campo a lo largo de las últimas décadas, como resultado de las políticas neoliberales, intensificó la migración campo-ciudad, provocando un proceso de “descampesinización”/1. En las últimas décadas esta dinámica, en muchos países, no tomó la forma de un proceso clásico, donde los excampesinos iban a las ciudades a trabajar en fábricas en el marco de un proceso de industrialización, sino que se produjo, lo que Davis/2 llama, una “urbanización desconectada de la industrialización”, donde los excampesinos empujados a las ciudades pasaron a engrosar sus periferias viviendo muchos de la economía informal y configurando un “proletariado informal”. En Brasil, por ejemplo, se pasó del 31% de la población viviendo en las grandes ciudades en 1940 al 81% en la actualidad/3. Estos procesos explicarían la creación de nuevos mecanismos de producción y distribución de comida en las metrópolis del Sur global frente al abandono del campo.

Ante la crisis del modelo agroalimentario actual, varios estudios demuestran como la producción campesina a pequeña escala es altamente productiva y capaz de alimentar a la población mundial. La investigación llevada a cabo por la Universidad de Michigan/5,  en 2007, que comparaba la producción agrícola convencional con la agroecológica, lo dejaba bien claro. Sus conclusiones apuntaban, incluso las estimaciones más conservadoras, que la agricultura orgánica podía proveer  al menos tanta comida de media como la que se produce en la actualidad, aunque sus investigadores consideraban, como estimación más realista, que la agricultura ecológica podía aumentar la producción global de comida hasta un 50%.

De este modo, surgen experiencias que demuestran que es posible otra manera de trabajar la tierra, producir alimentos y comercializarlos. Cada uno de estos modelos se adapta a las necesidades de sus miembros y a su entorno. Las iniciativas que existen en Brasil, por ejemplo, distan de otras que se llevan a cabo en Francia y éstas a la vez de las que se impulsan en Estados Unidos. Pero a pesar de estas diferencias existe un denominador común: solidaridad productor-consumidor, cooperativismo y auto-organización.

En Brasil existen actualmente veintidós mil Emprendimientos Económicos Solidarios que incorporan a las personas excluidas del mercado de trabajo, un 48% de los cuales se encuentran en el ámbito rural y están formados por asociaciones de pequeños productores. Actualmente, éstos ocupan más de un millón setecientas mil personas en el marco del movimiento de la economía solidaria/5, insertándose, una parte, en el conjunto de las alternativas al actual modelo de producción, distribución, comercio y consumo.

En Cuba, los huertos urbanos agroecológicos son una de las experiencias de producción agrícola más exitosas. Un modelo que se puso en marcha como respuesta a la crisis agrícola que vivía la isla en los 90 después del hundimiento de la URSS, cuando ésta tenía que importar el 50% de los alimentos necesarios para su consumo como consecuencia de un modelo agrícola que había convertido al país en exportador de mercancías de lujo e importador de alimentos para sus habitantes. El plan de choque de principios de los 90, consistente en invertir en agricultura urbana (plantando en la ciudad, a parte del campo, y reduciendo el uso del transporte, la refrigeración y otros recursos), tuvo más éxito de lo previsto. A finales de los 90, existían, en La Habana, más de ocho mil granjas y huertos urbanos donde trabajaban unas treinta mil personas. Un modelo que se multiplicó por toda la isla con una producción en aumento del 250% al 350%/6.

En Francia, se han desarrollado redes de solidaridad entre productores y consumidores a través de las AMAP (Association pour le Maintien de l'Agriculture Paysanne). Una experiencia que parte de un “contrato solidario” entre un grupo de consumidores y un campesino local agroecológico, en base el cual los primeros pagan por adelantado el total de su consumo por un período determinado y el campesino les provee semanalmente de los productos de su huerta. Desde la creación de la primera AMAP, en 2001, éstas se han multiplicado por todo el país llegando a sumar 750 AMAP, quienes suministran a unas treinta mil familias/7.

En otros países de Europa, experiencias como las de las AMAP se remontan a los años 60, cuando en Alemania, Austria o Suiza se empezaron a desarrollar iniciativas similares como respuesta a la creciente industrialización de la agricultura. En Gran Bretaña, estas iniciativas empezaron a funcionar en los años 90 con el nombre de CSA (Community-Supported Agriculture) o Vegetable box scheme y a principios del 2007 existían unas 600 iniciativas de este tipo/8.

En el Estado español, los primeros grupos de consumo surgieron a finales de los 80 y principios de los 90, pero no fue hasta mediados de los años 2000 que éstos tuvieron un crecimiento importante. En cifras totales, se trata de experiencias que suman a un número reducido de personas, pero su tendencia va en aumento, mostrando una creciente preocupación por el actual modelo agroalimentario y la voluntad de llevar a cabo un consumo que sea solidario con el campo, con criterios sociales y medioambientales.

A pesar de compartir unos criterios comunes existe una gran variedad de modelos organizativos, de relación con el campesino, de formato de compra, etc. Algunos integran en su seno a consumidores y a productores y otros sólo están formados por consumidores. Hay algunos modelos donde el consumidor puede escoger aquellos productos de temporada que desee y otros que perciben cada semana una cesta cerrada con frutas y verduras de la huerta. La mayor parte de experiencias funcionan a partir del trabajo voluntario de sus miembros, aunque hay algunos iniciativas profesionalizadas que incluyen también venta en tienda.

La multiplicación de estas experiencias plantea una serie de oportunidades para desarrollar otro modelo de consumo desde lo local, recuperando nuestro derecho a decidir sobre cómo, cuando y quién produce aquello que comemos. El gran reto es cómo llegar a más gente, hacer estas experiencias viables, mantener unos principios de ruptura con el actual modelo agroindustrial, seguir vinculadas a una producción y a un consumo local y rechazar los intentos de cooptación y el marketing verde.

Las cooperativas y los grupos de consumo tienen que aliarse con otros actores sociales (campesinos, trabajadores, mujeres, ecologistas, ganaderos, pescadores...) para cambiar este modelo agroalimentario, pero a la vez deben de ir más allá y participar en espacios amplios de acción y debate para conseguir un cambio global de paradigma. Estas iniciativas no deben de quedarse sólo en el discurso de la alternativa concreta, a pequeña escala, sino insertarse dentro de una estrategia general de transformación social.

La lógica capitalista que impera en el actual modelo agrícola y alimentario es la misma que afecta a otros ámbitos de nuestras vidas. Cambiar este sistema agroalimentario implica un cambio radical de paradigma y la crisis múltiple del capitalismo en la que estamos inmersos lo pone claramente de manifiesto.

LURRAMA 2011

Halle D'Iraty  -  MIARRITZE  - Azaroaren 4, 5 eta 6


LURRAMA, Ama Lurra hitzaren deklinazio bat da. Hiritarren eta baserritarren arteko harremanak bultzatzeaz gain, kalitatezko laborantza baten beharra eta garrantzia azpimarratu nahi du LURRAMAk, kabalen, laborarien, kontsumitzaileen eta ondoko belaunaldiien ongizatea kondutan hartzen duten ekoizpen moduekilan.

Laborantza ez baita bakarrik ezagutzen dutenen afera baina bai guziena, jendea informatu behar da laborantzaren posturetaz, bere bizimodua zuzenki hunkitzen baitu. Holaxe, LURRAMAk laborantza iraunkorraren mezua zabaltzen du molde ludiko eta pedagogikoan, behar diren ahalbideak plantan ezartzen ditu eztabaida sortzeko eta informazioa zabaltzeko. Mahai inguruak, eztabaidak, hitz-hartzeak, baita filmak, tailerrak, erakusketak, profesionalen eta kontsumitzaileen arteko egiazko harremanak laguntzeko.
Hiru egunez, gertakari hau saihestezina bilakaratu da. Arrakasta hau faktore desberdinei lotua da : antolatzaileek sustatzen duten laborantzaren gaur egungo ikuspegia, betiko borondate pedagogikoa, animazioen eta antolakuntzaren kalitatea.